Reflexiones, por Rosa Muñoz Varela
El 7 de octubre me levanté a las 4:30 a.m., trasnochada, no por haber estado de fiesta, sino porque no pude dormir de emocionada que estaba, sabía que al día siguiente iba a ser protagonista de una página de la historia que cambiaría el rumbo de nuestro país para siempre.
A las 5:15 llegué a la Escuela República de Paraguay donde me tocaba ser fiscal y coordinar la actividades de este día, ya me estaban esperando compañeros/as fiscales del NO, nos saludamos con un abrazo, aunque no nos conocíamos, sabíamos que éramos compañeros/as de un mismo sueño. Un sueño gestado durante cuatro años, y que en los últimos meses nos había mantenido unidos y organizados en nuestra comunidad, repartiendo propaganda, buscando recursos, tocando puertas, reunidos todos los jueves, en caravanas, marchas, organizando el día R, en fin, luchando unidos/as por un mismo objetivo.
Montamos nuestro puesto, con banderas, calcomanías, globos, pancartas del No y lo dejamos hermoso, digno del trabajo que se iba a realizar durante todo ese día, mientras en nuestro puesto se sentía toda esa alegría, los del Si montaron su puesto en el lado opuesto, no soy subjetiva al decir que no se sentía el espíritu que en el nuestro.
A las seis en punto llegaron jóvenes del Técnico de San Sebastián y de otros colegios, me dijeron aquí estamos a sus órdenes para lo que nos necesiten, eran nuestros guías, el corazón se me lleno de orgullo y de esperanza de ver a estos muchachos y muchachas que durante todo el día y hasta las 8 p.m. que salió la ultima mesa, nos ayudaron, no parando ni un segundo, me alegra saber que nuestro país queda en buenas manos cuando ya no estemos nosotros/as.
A las 6 a.m. empezaron a entrar cajas con las boletas y nuestros/as fiscales entraron inmediatamente a contarlas con la consigna de no dejar que nada obstruyera este proceso y estar alertas a cualquier anomalía que sucediera. Mientras tanto Maribel, con algunos de los jóvenes y yo, orientábamos a la gente que en tumulto empezaba a llegar hasta nuestro puesto para saber donde les tocaba votar, y ahí empezó el drama, gente que no aparecía en el padrón, que andaba de un centro de votación a otro, que los devolvían, familias que votaban todas en este centro, pero que algún miembro no aparecía o lo mandaron a Sagrada Familia o a la Jorge Debravo, no sabíamos que hacer, llamamos por teléfono infinidad de veces, los teléfonos bloqueados, hasta que vino alguien y nos dio el 800 No al TLC y pudimos agilizar las cosas, pero aún así el Tribunal se equivocó al no habilitar otros centros ya conocidos, esto nos costó enojo de la gente, cansancio y el no poder parar ni un segundo.
Nuestra gente luchando por orientar, ayudar y conseguir los votos que necesitábamos, ¡pero como nos costó!, mucha gente llegando a pedir que los transportáramos a otros centros de votación, unos cercanos, otros fuera de la ruta de Hatillo, teníamos que insistirles que no podíamos llevarlos fuera de Hatillo, que tenían que ir a la estación al Pacífico, pero mucha gente no entendía (me parece que tienen en la memoria los partidos políticos) piensan que los del No tenemos dinero como los del Si. Los del Si con cientos de transportes, microbuses, buses, taxis, claro con dinero es fácil (aunque muchas veces vacíos) , los nuestros todo corazón tenían que multiplicarse por mil para poder llevar a la mayor cantidad de gente posible, siempre llamando a Vicky para que nos mandaran transporte, me indigné al ver que somos un pueblo que le da pereza caminar 600 metros para ir a otro centro a votar, me cuesta entender esa mentalidad, pero así somos, así nos han mentalizado, todo nos lo tienen que dar, bueno por lo menos miles y miles de costarricenses estamos saliendo de esa zona cómoda, lo demuestran tantos y tantas que desde las 5 a.m. estábamos en pie de lucha en todas las zonas del país.
Que alegría y orgullo sentía al saber que teníamos una casa base donde llamar, Tita y Luis Carlos siempre alertas para cualquier duda que tuviéramos, cualquier consulta legal, Marcela repartiendo la comida con gran acertividad (hasta una señora del Si se acercó y nos dijo que los nuestros estábamos mejor organizados que ellos), pudimos hasta darles comida a niños que no sabían ni en lo que estaban, aunque llevaban camisetas del Si.
Llamadas iban y venían a los diferentes centros de votación, sabiendo que en cada uno estaban compañeros/as que habíamos estado desde el principio, Ana María, Danilo, Nardo, Rodolfo, Mary, Molina, Alejandro, Will y muchos otros que se sumaron en este bello proceso.
Que bien nos sentimos cuando Alfonso Chase llegó a reforzarnos como fiscal y se quedó ayudándonos a orientar a la gente, gracias Alfonso por tu espíritu, tu alegría, tu humor fino que nos mantuvo alegres y alertas en todo momento.
Escribo esto porque no quiero olvidar nada de ese día, quiero tener este registro no solo en mi corazón, quiero compartirlo con ustedes.
Nuestros guías llevando a la gente a votar, no solo al centro que les correspondía, comiendo de a poquito porque no había tiempo, con un espíritu en todos/as que llenaba el lugar. A las 5 pude salir a votar a la Manuel Belgrano, llegué y ahí estaba Maryory con Víctor y Mario, sus hijos, luchando codo a codo con más gente del Si que en la Paraguay, acompañados por otros valientes, como don Rogelio que a pesar de estar con neumonía estuvo al pie del cañón ayudando, tal y como lo hizo en todo este proceso, repartiendo propaganda en la clínica Solón Núñez en las madrugadas, tocando puertas, y acompañando a Ana María y su padre, a Nardo, a Mary y a Molina todos los sábados en el Brenes Mesen, en fin todo un ejemplo. Que alegría al llegar a la mesa 118 y ver a mi maestra de cuarto grado Clemencia Valerín, valuarte de todos nosotros, me llenó de orgullo verla sentadita como fiscal de mesa, una luchadora, un ejemplo de que para luchar no hay edad, marqué la X en la casilla del No con la seguridad de que estaba siendo parte de una página de la historia, con la fe en ganar, estaba segura de que íbamos a ganar.
Volví al centro de votación a seguir trabajando, llegó mucha gente a última hora, buscando transporte, pidiendo orientación para ir a votar, desesperados hasta el ultimo momento, pagando taxis, para que llevaran a la gente, llamando a los nuestros, y al fin a las 6 p.m. paramos y fuimos a las mesas, a esperar los reportes de nuestros fiscales, un señor del tribunal nos dijo que no nos podíamos quedar ahí y tuvimos que salir a esperar afuera hasta que al fin humo blanco, la primera mesa, la fiscal venía contenta la ganamos, luego mucho tiempo después la segunda, la ganamos también, el optimismo nos embargaba, luego otra, perdimos, otra ganada, otra perdida y así hasta las 8 p.m. que salieron las últimas mesas, hicimos la cuenta y habíamos ganado ese centro de votación por poco margen, pero lo ganamos. Mientras tanto recibíamos mensajes de teléfono de que un muchos lugares ganábamos, pero que en otros perdíamos, una fiscal se echo a llorar, la consolamos, le dijimos todavía falta, tengamos fe, pero ya la radio anunciaba el margen de diferencia, esto nos bajo el ánimo.
Fuimos a dejar los resultados a la casa base y ahí estaban compañeros/as que admiramos, los que siempre estuvimos, los que nunca se dieron por vencidos, esos que son los que valen la pena, los que luchan siempre. Nos encontramos y comentamos, enojados, tristes, agradecidos los unos con los otros por el trabajo, y como me dijo uno, yo creí que podíamos ganar, nos dejaron soñar, la verdad, yo también lo creí.
Hoy después de haber participado de este proceso, tengo dos sentimientos, uno de enojo, por la campaña sucia y rastrera del gobierno, por esa gente que se dejó convencer de votar por el sí, por el miedo, por la corrupción, por la mentira de los medios de comunicación y del gobierno, por la suciedad de la Sala IV y del Tribunal, en los que no creo, por muchos que llegaron y nos dijeron, me pagaron por venir, me daba miedo mi jefe y el segundo de alegría y agradecimiento por haber podido participar de este proceso, tan lleno de fe y de espíritu de lucha, por los comités patrióticos que son lo que vale la pena, creo que la mayoría de los estuvimos desde el principio, no apostábamos tanto a ganar el No al TLC (aunque siempre mantuvimos la esperanza) , sino a la organización, al trabajo de equipo, a la gente.
Creo firmemente en mis hijos que votaron por el No, en mi yerno que trabajo todo el día en un centro de votación , en mi nieta, en mi compañero Juan Carlos que lo dio todo en este proceso y que lo va a seguir dando, en la gente que nos reuníamos todos los jueves y que estuvimos en caravanas, foros, marchas, pasacalles, que panfleteabamos, los que estuvieron en la Feria del agricultor todos los domingos, en el Brenes Mesen, tocando puerta a puerta, los que no cedieron nunca, los que a pesar de la diferencias, les digo compañeros/as, camaradas, amigos/as.
La gente vale la pena, debemos seguir adelante, este es un momento en que deberemos sentarnos a analizar sobre el tipo de país que queremos, pensando no tanto en lo que nos diferencia sino en lo que nos une, tratando de recuperar en nuestro corazón ese registro de lucha que nos acompañó este 7 de octubre del 2007, ese espíritu valiente y fuerte.
Como humanista creo en la gente, creo en que podemos humanizar la tierra, humanizar Costa Rica, creo que este país necesita de gente como la que lucho hombro a hombro en todas las comunidades y rincones del país, debemos estar claros que hoy más que nunca el país nos necesita, existe una agenda complementaria que debe ser analizada y si es preciso debemos ir de nuevo a las calles a protestar, a realizar acciones no violentas, pero contundentes, pero ante todo debemos estar organizados/as y unidos/as. Paz, fuerza y alegría para todos/as.
Rosa María Muñoz Varela
Red de Educador@s Humanistas
Comunidad Para el Desarrollo Humano
email: rmv1860@yahoo.es
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