A montarse en vaca flaca, por Anacristina Rossi
El presidente nos anuncia que vienen vacas flacas. ¿Cuáles serán esas vacas?
¿Las que se arrean y facilito entran en el corral? No, esas son flacas y
gordas. ¿Las de sus fincas? No; todos sabemos que Arias es inmensamente
rico, esas estarán siempre de rajar con la uña. ¿Entonces cuáles?
Examinando las entrevistas que el presidente dio a La Nación, La Prensa
Libre y Al Día se llega a la conclusión de que las vacas flacas que nos
esperan son la pobreza. ¡La pobreza! ¡Pero si Arias nos dijo que aprobándose
el TLC, todos los ticos íbamos a poder cambiar los Hyundai y las motos por
carros Mercedes y BMW! ¡Y que si no se aprobaba, todos nos íbamos a tirar
del puente de los Anonos!
¡Y el TLC se aprobó como él quería y ahora lo que nos dice es que nos
olvidemos del Mercedes o del BMW, porque en lo único que vamos a poder
circular es en una vaca flaca! ¿Quién entiende al presidente?
Yo. Arias lo explica claramente en sus entrevistas. Dice que la pobreza
vendrá porque Costa Rica es muy dependiente de Estados Unidos, y por lo
tanto la crisis de Estados Unidos hace que la pobreza aumente acá.
Eso es definitivamente cierto. Lo que también es cierto y que Arias no
permitió que se informara a cabalidad durante el referendo, es que el TLC y
las leyes de implementación nos vuelven aún más dependientes de Estados
Unidos. Y como según los expertos lo más posible es que la crisis de los
gringos se agrave mucho más y dure largo rato, el TLC y las leyes de
implementación traerán, ya no vacas flacas, sino vacas esqueléticas para
Costa Rica, vacas a punto de morir.
Por lo tanto, en buena lógica, lo que hay que hacer para evitar la pobreza
es impedir que el TLC y las leyes de implementación empiecen a operar.
Arias tiene el deber moral de explicarle al país que el TLC es la coronación
de un modelo basado en la inversión extranjera directa, las exportaciones,
la ausencia de seguridad alimentaria y el abandono de la producción
nacional. Ese un modelo que nos ha vuelto muy débiles y vulnerables a las
crisis externas. Por ejemplo la crisis de Estados Unidos, o la crisis de
hambre provocada por el neoliberalismo y los biocombustibles.
Porque la verdad es que Arias hubiera podido aliviar la flacura de las
vacas, si en lugar de meternos el TLC hasta por debajo de la lengua, hubiera
usado sus 38 diputados para: aprobar por ejemplo un impuesto a las ganancias
de capital, que existe en todos los países civilizados; fomentar la
producción nacional de arroz, frijoles, maíz, etc.; y para estimular la
inversión tica en lugar de la inversión extranjera. Si hubiera hecho esas
tres cosas tendríamos talvez la visita de vacas esbeltas, pero no de vacas
flacas.
¿Por qué Arias no acepta que se equivocó y da marcha atrás? Aún estamos a
tiempo de evitar una catástrofe.
1 koment:
ya ves que no estoy informado, julia, pero en esta y en todas las situaciones os deseo a ti y a tu pueblo lo mejor
santi
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