Carta Abierta de una Ciudadana a los Diputados y Diputadas, por Carmen Jiménez
Señores Diputados y Diputadas:
Hoy tienen ustedes la mesa servida con mantel de seda y cubiertos de oro para que se reivindiquen ante un pueblo que les depositó su confianza y los favoreció con el voto.
Los costarricenses exigimos una explicación clara y convincente sobre la gravedad del affaire Berrocal-Arias expuesto de manera cantinflesca por parte del Ministro de Seguridad Pública expresando: "No renuncié pero tampoco me pidieron la renuncia, solo sé que estoy fuera del Ministerio". Esta nueva situación nos trae a la memoria el famoso memorando de la vergüenza Casas-Sánchez , como parte de lo que ya pareciera ser una modalidad del régimen de los hermanos Arias: la utilización de "chivos expiatorios" cuando algo no les sale como ellos quieren.
Si el señor Berrocal no renunció ni le pidieron su renuncia, entonces fue que lo echaron para encubrir "algo grave", pero en consecuencia, aunque ya no sea el Ministro de Seguridad, está moralmente obligado a presentarse ante la Comisión Legislativa establecida, para exponer las razones por las cuales hizo de manera pública esas temerarias aseveraciones, que parecieran no ser de su propia cosecha, sino más bien provenientes de las máximas autoridades de un régimen dispuesto a recurrir a una cacería de brujas para tratar de desarticular la creciente resistencia por parte de la ciudadanía. El régimen con esta actitud de ocultamiento, lo único que logra es minar más la confianza de los costarricenses y agregar brasas al fuego de la creciente inestabilidad política y social que vive el país.
Ustedes, diputados y diputadas, están sentados en sus curules porque fuimos los y las costarricenses quienes depositamos la confianza en sus capacidades y compromisos. Ustedes ahora tienen la palabra.
Los y las oficialistas, o dan la cara y le demuestran al pueblo que no son cómplices de este tipo de actuaciones con las que este régimen está demostrando ser autoritario y represor, o el pueblo les estará cobrando, más temprano que tarde, el haber sido parte de un acto de traición a la democracia.
En cuanto a los no oficialistas, que se auto identifican como de oposición, o dan la cara y reaccionan como es debido frente a este nuevo atropello, o el pueblo les cobrará también, y muy caro, el haber legitimado con su presencia en esa Asamblea que no discute ni debate, a quienes no reconocen la separación de poderes consagrada en nuestra Constitución Política.
Espero que al menos uno o una de ustedes tenga la valentía de leer en el Plenario esta carta de una ciudadana que cree interpretar el sentir de una inmensa mayoría de costarricenses.
Sinceramente,
San José, 31 de marzo de 2008.
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