6.8.08

El circo de Elmo, por Sol Fernández-Val

Como quien ha estado en un apacible pueblo como Puerto Viejo y se ha mezclado con el suave caminar de quienes le habitan, quizás hasta fumado una de esas hierbas jamaiquinas que le hacen a uno ver las cosas con otra perspectiva, surge esta alucinación:


Si lo que hemos estado defendiendo es nuestra naturaleza, nuestras raíces, los derechos sociales, ¿cómo es que resultamos ser los parias y terroristas?

Esta distorsión de la "realidad" que nos mortifica al punto que invade nuestros sueños y al despertar tan solo por unos breves segundos quisiéramos pensar que ha sido una pesadilla.



¡En primera plana de la Nazi-on, canal 7 y Repretel no lo dirán!

Nos asaltó el circo de Elmo Brothers, con sus pitufos legislativos, sus sobrados magistrados, sus sustos suplentes, que nos arrebatan el país. Cuando ya no soportamos tanto atropello y la mente no nos permite imaginar algo más... surge otro evento producido por la Casa del miedo.



En la cartelera internacional anuncian con platos y bombos: "Paz con la naturaleza", "A que sembramos un arbol", y localmente "La bonanza y beneficios de CAFTA Bros", pero al ver cuidadosamente las múltiples pistas en la carpa, vemos el negocio redondo al cual apunta el hombre bala.



Destruyen sin misericordia el habitat y Elmo con su voz entrecortada habla de su preocupación por los monos y las lapas. Derrochan millones en la campaña de los árboles y al final de cuentas varias empresas participantes, eventualmente los cortarán para producir tarimas para las piñeras. Cero carbono y al mismo tiempo imponen los agrocombustibles. Los que aseguraron tan nobles beneficios telecélicos propician una romería empinada de sin sabores para los habitantes (diz que por causas externas, pero todos sabemos que nunca les preocupó el daño que su ambición desmedida produciría.)



La Momia, director de pista, dirige maquiavélicamente la función. Surgen personajes como La Segua Chinchi, anulada por Elmo, El saltimbanqui Zumbi artífice de donaciones sin norte, Zuñi el mago del superávit chinesco perdido, mientras algunos malabaristas en la pista central juegan con monedas para favorecer a unos pocos empresarios. Mimos en puntos estratégicos reproducen los movimientos de Elmo, que los colma de ofrecimientos para que se muevan a su son. Estatuas vivientes, los opositores, que en lugar de defender al público son seducidos por tan irreverentes seres. Olvidan que quien les eligió fue un pueblo enardecido contra ese sistema que atenta contra la vida y dignidad. Apuntan a una corta meta de un 2010 en vez de pararse con valentía al lado de ellos.

Una máquina de espeso humo bombardea de amnesia al público presente, que duerme profundamente ante tales horrores. Unos tristes payasos toman fotos que luego intentarán vender a los visitantes del circo de Elmo, para que les contraten por unos pocos pesos y largas jornadas los únicos, los magníficos representantes de las multinacionales!

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