LA FOGATA DE GUANACASTE ( por Dorelia Barahona)
Caminé por Guanacaste mientras escribía mi última novela, cuyo personaje, Buenaventura, recorre en 1913 Los Montes del Aguacate hasta llegar a la planicie de Esparza, Puntarenas, de allí a lo que fue Villa Bruselas, la primera ciudad fundada por los españoles, el camino del arreo, Manzanillo, Montes de Oro y Abangares, tan solo con sus pies, su petate, sus herramientas y sus deseos de salir de la pobreza y el abandono de la patria “Cartaga” que llegaba hasta Heredia y Alajuela y que veía en la bajura a la “cholada” y la peonada.
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Cuando se llega a la desembocadura del Tempisque al Golfo de Nicoya, con sus islas y apertura al mar abierto, no queda más que quedarse en silencio y recibir ese soplo de la vida que da el aire contra la cara, mientras las embarcaciones contaminan las aguas mansas y recordar que en una de esas pequeñas isletas, cerca de Puntarenas, fue enterrado Juanito Mora. Sus restos esperaron varios años a ser traladados junto con los del General Cañas, ya que su cuerpo lo querían pasear por el puerto, al mejor estilo romano.
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Desde este punto viendo al norte, pienso que del lado derecho queda Costa Rica, la meseteña, y del lado izquierdo queda la península anexada de Guanacaste a Costa Rica, y lo digo en ese orden porque no curiosamente la región que le ha dado más folclor, más canciones, más compromiso es la misma que se queja de abandono y falta de política nacional.
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Guanacaste ha sido una joya para los ticos, en sus paisajes, en su cielo maravillosamente abierto y lleno de lunas, amén de joya agraria para los latifundistas de la historia patria, pero son los extranjeros, hoy por hoy, los que curiosamente le han dado la validéz económica que contradictoriamente la lleva a más abandono aún. Abandono de patria, abandono de identidad, de soberanía local auténticamente tica ¿O es que nunca la ha tenido para algunos?
Guanacaste, zona deseada por muchos pero no para aprender, para colaborar, para participar, sino como si fuera zona abandonada, un gran espacio de tierra que adquirir sin dueño, un predio sin personas que la aman y la cuidan y que viven la historia de sus ancestros dentro de sus colinas y ríos.
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Hoteles, empresas, representaciones de cadenas comerciales, maquilas y pensionados de pensionados compran tierras y agua para llenar sus piscinas. Compran sueños de mejores vidas y más dinero con que hacer la fogata de sus deseos y vanidades como un solo fuego que arde en medio del bosque en extinción, donde ya no hay mesón de independencia que quemar, solo réplicas al mejor estilo de mampostería express de Tijuana.
Todavía hay muchos que soñamos realidad sin precio.
1 koment:
Hola. Estoy colocando texto a modo de comentarios en fotos que encuentro en flickr. Este texto sería tan bueno ponerlo bajo fotos que uno se encuentre sobre Guanacaste. Así difundimos este sentir. ¿Qué te parece?
Por ejemplo:
http://www.flickr.com/photos/tercermundo_tamarindo/891876581/
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