5.11.07

El árbol podrido, por Flora Fernández



Bajo un árbol podrido no hay luz y su sombra no acoge.

Desde hace muchos años los políticos en Costa Rica parecieran empeñados en acapararlo todo, comenzando por las instituciones y no dejar entrar la luz y el aire que ahuyentan las alimañas.

Un árbol podrido no tiene vida, se ve mustio, lleno de hongos y de parásitos que lo carcomen.

Los tres poderes de la república han sido minados y de paso han quebrado la institucionalidad. Unos pocos llegan a servirse y no sirven para nada. Como parásitos succionan todos los recursos durante su paso y al pensionarse a la edad que ellos mismos fijan, siguen explotándonos con lujosas pensiones para las que no contribuyeron ni las merecen.

El árbol podrido no afecta al resto del bosque.

Mientras el país tiene reservas morales de sobra, unas cuantas cúpulas podridas en la iglesia, el gobierno, las cámaras empresariales y a algunos sindicatos hacen creer que todo está perdido. No es cierto, la gente nuestra no está podrida; hay trabajadores honestos, cientos de curas y pastores maravillosos, empresarios serios y correctos, funcionarios públicos dedicados. Los comités patrióticos demostraron gran capacidad para comunicar e informar a sus vecinos sobre el TLC de manera sencilla y creativa.

Ni las aves ni las mariposas llegan al árbol podrido.

No es de extrañarse que el abstencionismo siga aumentando luego de comprobar los abusos que se dieron en el pasado referéndum, donde el pusilánime Tribunal Electoral –que de “Supremo” no tiene nada- prefirió ceder ante el amo y de paso herir gravemente nuestra democracia. Se hizo la vista gorda ante el más vergonzoso y avasallador fraude. Negó las garantías electorales mínimas. Esa peligrosa posición podría llevarnos de vuelta al año 1947.

El árbol podrido no puede dar buenos frutos.

¿Ganó el sí? El Tribunal Electoral se apresuró a decir que 51% de los electores votaron a favor del TLC, ¿cuántos lo hicieron en absoluta libertad? Si no lo hicieron ¿cómo se llama ese delito? ¿Cuantos recibieron dinero por el voto? ¿Qué tipo de información ofrecieron los medios de prensa masivos a los y las ciudadanas para decidir? ¿A quién sirvieron los canales y estaciones de radio estatales que el pueblo sostiene? Tenían que ganar a como diera lugar… y lo lograron sacrificaran lo más preciado del país: la democracia y se aprovecharon de la gente más humilde y sencilla. No los alimentaron con información ni los educaron cívicamente. A cambio de monedas, veneno y amenazas entregaron el voto.

En el árbol podrido hasta las raíces están dañadas.

La corrupción se ha arraigado a tal extremo y es tan profunda, que sólo arrancando de raíz a quienes han causado la debacle, se puede sanear el país. No es la institucionalidad la que está podrida, son tan sólo unas 50 personas las que están causando el problema y deberían irse: 3 del Tribunal Electoral, 5 de la Sala Constitucional, 38 de la Asamblea Legislativa que se niegan a debatir mientras ofenden a la gente de las barras. Son los responsables de tener en la silla presidencial una persona que violentó la Constitución y con él colaboran “más de mil” como anunció en la campaña, después de asegurar que gobernaría en una “tiranía en democracia” (sic).

El árbol caído se transforma y sirve de nutriente al bosque.

Hoy tenemos esperanza al constatar un maravilloso reverdecer de la patria que brota a lo largo y ancho del país, donde los comités y comunidades del país, se han organizado y muestran el verdadero rostro joven y lozano de una nueva Costa Rica que resistirá frente a modelos importados insostenibles.

Hay no menos del 48% del pueblo, que no temieron y rechazaron el TLC. Aunque tienen mucho que decir, difícilmente serán escuchados por las autoridades, pero sí son escuchados por mucha gente. Se mantendrán vigilantes prestos a vigilar a los funcionarios públicos y controlando a los políticos; por esa razón no se van a involucrar en política electoral, ahí perderían el gran poder que tienen y correrían el riesgo de corromperse y desaparecer

El libro El Árbol Enfermo de Carlos Gagini, relata cómo el árbol cae encima del tico que entregó su tierra al extranjero. Es un buen momento para recordarle a Oscar Arias y a sus 1.046 colaboradores que repases un poco nuestra literatura que todavía tiene mucho que enseñarles.

2 komente:

Unknown tha...

Saludos, Julia, qué grata sorpresa la de tu visita... Ahora que, entré de puntillas porque no sé, yo soy un hijillo del pueblo, queriendo aportar algo y queriendo portarse bien, peeero... bueno, Hija, aquí estoy, de entrometido. Es que como ya conocía tu otro blog -"Por la boca...", decidí hacer visita aquí, Julia.
No sé si calza el calificativo pero: ¡sabroso! este comentario de Flora a quien, de paso, saludos: Flora.
Si agrego algo, un comentario, es como que no agregue nada porque aquí todo está dicho y muy bien dicho.
Saludos cordiales... Warren.

Anonim tha...

De niña leí el libro "El Arbol Enfermo " y me impresionó, hoy pienso al igual que doña Flora que debemos proteger nuestro árbol y no permitir que por los intereses de algunos, perdamos lo que con tanto esfuerzo le costó a nuestros antepasados.

Gracias doña Flora por ser una mujer valiente!