12.7.07

Centroamericanas sin fronteras, por Anamaría Cofiño



Estado, iglesias y patriarcado son fuertemente cuestionados.

Las mujeres de Mesoamérica y el Caribe no están de brazos cruzados, más bien trabajan arduamente para consolidar la democracia amplia y sin fronteras que las feministas abanderamos y demandamos. A la vez, están defendiendo sus culturas y territorios ante las amenazas que conllevan las políticas neoliberales. Como los medios masivos de comunicación no les dan cobertura a estas actividades, aprovecho este espacio tratando de romper los círculos de silencio e invisibilización.

Representantes de organizaciones y feministas independientes nos reunimos hace unos días en Honduras, convocadas por las compañeras del grupo de mujeres Visitación Padilla, para analizar las distintas maneras en que participamos en la vida política de nuestra región, con el fin de conocer nuestras situaciones particulares, hacer alianzas y seguir compartiendo recursos, conocimientos y energías. Ver a colegas que llevan años bregando por la igualdad y la justicia me sacó del estado de frustración en el que nuestro panorama electoral me tenía sumida. Luego de ese evento, recuperé el ánimo y la fe en futuros más esperanzadores. A veces olvidamos todo lo que estamos haciendo para mejorar la vida.

Las ticas platicaron sobre su campaña para un referendo que busca obtener un NO a la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, por considerar que éste provocaría serios daños al entorno y afectaría negativamente a la población. Recientemente, ciudadanas vestidas de blanco se presentaron ante la Sala Constitucional de Costa Rica, para exigir transparencia en ese evento. Hicieron una toma simbólica de dicho recinto, llevando una corona de espinas como muestra de rechazo a la corrupción. Las feministas costarricenses tienen a su favor vivir en una sociedad más equilibrada y con acceso a educación. Ello marca diferencias notorias en su desarrollo.

Las combativas nicaragüenses informaron sobre la confusa situación que impera en su país desde la toma del poder por el danielismo, una expresión política decadente y corrupta que ahora gobierna la Nicaragua que un día fuera genuinamente revolucionaria. Las feministas nos compartieron anécdotas de sus luchas frente a la violencia, las cuales han tenido éxito en llevar a criminales y asesinos ante la justicia.

Las salvadoreñas, aguerridas y valientes como su pueblo, dieron testimonio de lo que ha significado participar en partidos de izquierda que gobiernan en la capital y varios municipios. Los relatos nos sonaron familiares: en todos lados se cuecen las habas del machismo y la discriminación.

La delegación guatemalteca integrada por Walda Barrios como primera feminista candidata a la vice-presidencia, Lolita Chávez como candidata a diputada de Quiché y con otras colegas que han acumulado saberes y experiencias, transmitimos nuestras dudas sobre un sistema de partidos políticos que ya está dando sus patadas de ahogado.

Si algo compartimos fue la certeza de que nuestras demandas están abriendo el horizonte democrático y la seguridad de que, juntas, las centroamericanas estamos transformando las relaciones de poder en el istmo.

La autora es editora de la publicación feminista LACUERDA en Guatemala.


Fuente: Diario elPeriódico (Guatemala), 7-VII-2007



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