28.6.07

Esperando en bahía, por Anacristina Rossi






En las agencias navieras ese es el término para el vapor que llegó al puerto pero aún no tiene un sitio de atraque. Esperar en bahía cuesta caro, si mal no recuerdo.

Me parece que en estos momentos la mayoría de los ticos estamos “esperando en bahía”. Nos llevaremos el socollón cuando nos pasen la cuenta.

Todo se nos ha torcido, desde el acto administrativo más básico hasta el proceso electoral, pasando por el nombramiento de gerentes en las agencias estatales. Pero los ticos esperamos pasivamente en bahía a que al final todo salga bien porque en Costa Rica todo siempre al final sale bien: por gracia de Dios somos el país de la pura vida.

Estamos a punto de aprobar un Tratado de Libre Comercio pésimamente negociado que cambiará radicalmente – y no siempre para bien- nuestro país, pero son pocos los que se pronuncian sobre este proceso. La mayoría de los ticos espera en bahía que otras fuerzas, no ellos, tomen la decisión, y si se aprueba el tratado esperarán calmamente no salir por dentro.

Nadie se ha tomado esta campaña electoral en serio: la hemos observado desde la bahía. Por ejemplo, nadie le ha preguntado a los candidatos que están a favor del TLC qué va a pasar con nuestra biodiversidad, nuestros bosques, nuestra agua, cuando dicho tratado reduce la naturaleza al estatus de mercancía y hace imposible su defensa –para darse cuenta basta con leer el capítulo 17. Cuando el candidato favorito según ciertas encuestas dijo que Costa Rica debía desarrollarse al estilo de Irlanda, nadie ni siquiera tímidamente le sugirió que quizás Irlanda se había desarrollado no tanto gracias al neoliberalismo y al libre comercio sino a los millonarios subsidios de la Unión Europea.

El actual Presidente de la República sabe que el TLC pone en riesgo total nuestro ambiente y para mitigar este aspecto dañino en caso de que la apatía de los ticos permita la aprobación dicho tratado pudo haber dado la lucha para que se incluyeran las Garantías Ambientales en la Constitución; o al menos podría reintroducir el proyecto dentro de la corriente legislativa. Le queda muy poco tiempo para hacer algo positivo en su administración pero no lo hace, prefiere quedarse esperando en bahía.

No hay que ser sukia para darse cuenta de que los ticos no están motivados para participar en este proceso electoral, que los que siempre habían acudido a juramentarse como miembros de mesa hoy no acuden. Ante esta realidad, el Tribunal Supremo de Elecciones pudo haber tomado medidas como por ejemplo movilizar a los jóvenes. Pero el T.S.E. prefirió esperar a que en el último momento los ticos respondan y se juramenten y todo sea tan bonito como ha sido siempre. Así no habrá siquiera que plantearse que a lo mejor la apatía para participar como miembros de mesa quiere decir que piensan que el proceso electoral mismo está desgastado o deslegitimado no sólo por la corrupción en las instituciones, denunciada a diario, sino también porque el candidato favorito llegó ahí por un salacuartazo.

Si los ticos seguimos “esperando en bahía” nos quedaremos sin alma. Y cuando sintamos que ya no creemos en nada, ni siquiera en la antigua euforia de las elecciones, cuando ya no podamos defender nuestra biodiversidad, nuestros bosques, nuestra agua, cuando el comercio y el dinero ahoguen nuestra calidad de vida, alguien dirá: “Pudimos haber negociado un TLC más digno y más ventajoso pero no lo hicimos; pudimos haber incluido las garantías Ambientales en la Constitución para poner la vida y el futuro a salvo pero no lo hicimos; pudimos haber propuesto cambios en nuestro sistema electoral para poder inscribir en él la voluntad popular pero no lo hicimos; como pueblo estábamos maduros para tomar nuestro destino en nuestras manos por ejemplo mediante plebiscitos pero no lo hicimos.”

Si continuamos “esperando en bahía” no sólo perderemos el alma, lo material también pues “esperar en bahía” cuesta miles de dólares cada hora que pasa. Si no lo creen, pregunten a una agencia naviera.


Anacristina Rossi | Febrero 03, 2006

1 koment:

Anonim tha...

Pues parece que nos hemos ido despertando...¿ verdad?