24.3.08

¡Que veinte años son nada!, por Isabel Ducca



Nosotros los de entonces, ya no somos los mismos”, habría dicho Pablo Neruda. Suele citar a los poetas y acudir a los conciertos de troveros. Invita a cenar a Joan Manuel Serrat, a
Ana Belén y a Víctor Manuel, creo que a Sabina no lo invitó. ¿Por qué será?

Cuando en 1987, recibió el, tan cuestionado y para algunos inmerecido, premio, nos deleitó tal vez con el mejor Festival Internacional de las Artes. En ese momento, se vistió
San José con uno de los espectáculos más increíbles que una pueda ver. La declaratoria de la paz en Centroamérica vio llegar a todos los presidentes y la Plaza de la Democracia,
donde no cabía un alfiler, escuchó aquel lema de Sanguinetti que después fue a dar, gracias al libre comercio, a las vallas publicitarias de la salsa Lizano.

En ese momento, le pintaron la fachada al local de los “troskos”, situado justo en frente de la
plaza, y les hicieron un remedo de jardín. Nos reíamos con las ocurrencias de este país.

Mas lo mismo que le ocurrió al lema “santificado” de Sanguinetti, le sucedió a nuestro personaje. El libre mercado degrada lemas y héroes. Don Óscar Arias S. puede seguir
concibiéndose héroe y paladín de la democracia. Pero no pasa de ser un lema degradado que sólo se lo cree él mismo, el espejo virtual con eco que repite sus palabras, y las mil
“cabezas pensantes”. Lo que no nos dijo nunca la publicidad era en lo que verdaderamente pensaban las mil cabezas. Así sucede con la publicidad, es una gran fábrica de imágenes
“perfectas”, pero cuando escarbamos un poco, nos damos cuenta que la leche de los anuncios no es leche, sino pintura; que los tomates y las verduras deben ir “maquillados” para que
se vean bonitos, y demás artificios de la imagen. La imagen perfecta oculta una realidad compleja e injusta.

¿Quiénes tienen realmente acceso a los bienes que ofrece el mercado?
¿En qué pensaban realmente las mil cabezas? ¿Quién es en realidad el premio nóbel de nuestro país? La respuesta está siempre en abrir un boquete en la imagen y ver qué hay detrás.

Podría acudir a más de mil análisis, pues, para desgracia del hoy degradado “héroe” de la democracia, en Costa Rica hay más de mil cabezas pensantes. Sin embargo, por razones de
espacio, cito tres documentos que serán documentos preciosos cuando la historia la escriban los pueblos: la carta de doña Hilda Chen Apuy advirtiendo acerca de la libre importación y fabricación de armas en el TLC; el reportaje del Semanario Universidad sobre las relaciones del capital Arias Sánchez con el capital, manchado de sangre, centroamericano; y un artículo de Informa-tico acerca de las donaciones recibidas por el promotor del libre comercio. A saber: un millón de dólares donado por Noriega en 1985, ocho mil dólares por la corporación Fishel, un millón trescientos mil dólares del gobierno de Taiwán, veinte mil dólares de la empresa Ocean Hunter, una empresa fachada para facilitar el trasiego de dinero para la operación Irán-Contras.

Y todavía no es el tiempo de que se ventile en la gran metrópoli el financiamiento
de la campaña en defensa del Tratado de Libre Comercio. Uno de los aspectos, para mí, más significativos de la degradación del héroe lo constituye el testimonio de quienes fueron
cercanos colaboradores o amigos personales. En estos caminos de la resistencia, una va encontrando y escuchando la desilusión y la decepción de quienes creyeron en él.

Veinte años después, acoge en San José el Foro por la nueva humanidad. En la Plaza de la Democracia y el bulevar del Museo lo esperan únicamente sus opositores, un cordón de
policías defiende del acceso, como si fuéramos violentos. El evento se atrasa una hora mientras se ubica la entrada “más invisible”. Antes de salir se analiza si hay opositores que lo
vayan a intimidar, y sale como huyendo. Pero la resistencia se encuentra muy satisfecha, sabe que lo único que le queda de democrático es la imagen internacional. Y le rasguñaron
fuertemente la imagen.

Por un lado, la prensa extranjera pudo ver el contraste entre los opositores y el cerco policial. Por otra parte, hubo quienes les hacían llegar vídeos e información sobre la otra cara de la democracia. Y, por último, cinco mujeres vestidas con burka –el traje musulmán- le dijeron al
mundo que en Costa Rica los talibanes económicos habían secuestrado la democracia. Portaban pancartas en español, inglés y francés y en ellas se leía: “Óscar Arias no es el camino
para la paz, es el camino para la codicia.” “Óscar Arias n’est pas le chemin pour la paix. C’ est le chemin pour l’avarice.”

Para quienes no lo sepan o lo hayan olvidado, Sanguinetti era el entonces presidente del
Uruguay y, en medio de la “euforia democrática”, expresó: “Esté donde esté, donde hay un costarricense hay libertad.” La publicidad de la Salsa Lizano lo convirtió en: “Esté donde esté, donde hay un costarricense hay Salsa Lizano.” Vale la pena recordar que hace unos años la Salsa Lizano fue adquirida por capital transnacional. ¿No le pasó lo mismo a la democracia
costarricense?

Nuk ka komente: