22.7.07

La Riqueza, por Dorelia Barahona




EN LO ESCRITO EL SENTIDO ES EL ALMA
EL CUERPO son las palabras.

viejo refrán


¿Cómo se mide la riqueza de una persona, de una familia, de un pueblo? Será que ser rico siempre tendrá que ver con el tener, con los deseados y temidos objetos de consumo?

Somos ricos porque tenemos cosas: ropa, comida, carros, chunques, chunches, chunches, educación, colegio, carrera universitaria, maestrías de maestrías de maestrías, cool privadas para poner en marquitos y colgarlos en la pared, además de constantes adecuaciones estéticas, dentales, pechugales, óseas, capilares, hasta donde la tarjeta alcance.

También somos ricos porque vivimos en casotas, con empleados refugiados bien atendidos, con bilingües relaciones sociales, donde es muy posible que las relaciones amistosas pasen a ser de un día para otro en relaciones comerciales, y todo beso de Judas sea un contacto por celebrar en nuestras vacaciones pródigas de símbolos sociales como el hotel a donde fuimos, lo que comimos, a quienes vimos y lo bien que nos lucimos con el ropero que llevamos y las gafas que compramos.

Ricos en inteligencia cuando esta se confunde con la viveza y la posibilidad de usar la mente para acumular más bienes, como él más antiguo de los vicios del avaro solitario. ¡Qué negociazos, por Dios, que negociazos hacemos!

Ricos en salud y dele a comprar más pastillas de creatinina, lininna y prinna en bellos frascos carísimos para ser jóvenes por siempre y también el set del super set de la limpieza hepatica y la de la memoria eterna, junto con la licra para las pesas rosadas y la negra para el spinning mixto.

Y ya sabemos lo que sigue pero carentes, lo que es decir pobres en salud mental, libertad física, ocupacional, gratuita y sincera. Pobres en voluntad, evolución personal, si, aquello que nos recuerda la solidaridad, la responsabilidad, la hermandad, el compromiso social, la sensibilidad humanista, lo que nos aleja de las bestias y el hartazgo. Más pobres aún en la creatividad, el ingenio y la transformación como posible resultado de una inteligencia encarrilada hasta las personas no hacia las cosas.

¿Cual criterio de riqueza manejamos en los días? El que nos redime o el que nos corrompe.

¿Cuando hablamos de pobreza a qué pobreza nos referimos a la del espíritu y la conciencia o a la del bolsillo?

Por eso me niego a cualquier tratado que antepone el comercio a la vida, sea personal, familiar o social.

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